Según los informes, unos 100 miembros de una caravana de refugiados y migrantes que viajan a los Estados Unidos han sido víctimas del crimen organizado a medida que avanzaban por México.
Miles llegaron a la Ciudad de México el lunes para buscar refugio en un estadio deportivo en vísperas de las elecciones de medio término en Estados Unidos en las que Donald Trump ha advertido repetidamente sobre el avance de la caravana y ordenó a miles de soldados que se dirigieran a la frontera.
Pero alrededor de 100 miembros, incluidos niños, no llegaron a la Ciudad de México porque fueron secuestrados a lo largo de la ruta y entregados a grupos del crimen organizado, dijo a HuffPost México Arturo Peimbert, defensor del pueblo de la comisión de derechos humanos en Oaxaca.
Peimbert dijo que fueron secuestrados en el estado de Puebla cuando intentaban llegar a la capital desde Veracruz.
Dijo que el gobierno federal había puesto "una fuerte presión" sobre las compañías de transporte a lo largo de la ruta de la caravana para que no recogieran a los migrantes, obligándolos a caminar por un área que, según dijo, era "la tumba más grande del país, donde cientos de personas han desaparecido.
El cartel de Los Zetas probablemente estaría detrás de las desapariciones, agregó.
Las autoridades contaron a más de 2,000 migrantes que ingresaron al estadio Jesús Martínez en la Ciudad de México al mediodía de la tarde del lunes, y el flujo continuo continuó durante la noche.
Las instalaciones tienen capacidad para albergar a 6.000 personas en total, dijeron los funcionarios, y se llenaron cuatro grandes tiendas de campaña para dormir.
Se estima que la caravana de plomo tiene unos 4,000 miembros y varios grupos más pequeños se están arrastrando cientos de millas hacia el sur.
El presidente Trump ha hecho de la caravana un problema importante en los exámenes parciales y la ha presentado como una amenaza para los EE. UU., A pesar de que tales caravanas han ocurrido regularmente a lo largo de los años y en gran parte han pasado desapercibidas.
Ordenó a miles de soldados a la frontera entre Estados Unidos y México cuando los migrantes aún se encontraban a cientos de millas hacia el sur, amenazaron con detener a los solicitantes de asilo en ciudades de tiendas de campaña y ha insinuado sin pruebas de que hay delincuentes e incluso terroristas en el grupo.
En docenas de entrevistas desde que la caravana inicial partió de Honduras hace más de tres semanas, los migrantes han dicho que están escapando de la pobreza y la violencia.
Muchas son familias que viajan con niños pequeños. Algunos dicen que se fueron porque fueron amenazados por miembros de pandillas o porque habían perdido familiares por la violencia de pandillas. Otros dicen que esperan trabajar, asegurar una buena educación para sus hijos y enviar dinero para apoyar a sus seres queridos en casa.
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